El apresamiento de la HMS Fairy Queen (con controversia)

Por Juan García (Todo a Babor)

Esta entrada pertenece a la sección:
Buques británicos de guerra apresados por los españoles en el siglo XVIII-XIX

Goleta similar a la HMS Fairy Queen
Goleta similar a la HMS Fairy Queen. Modelo de goleta inglesa mercante de 1780, similar a la de este artículo. National Maritime Museum, Greenwich, Londres.

El apresamiento que relatamos en esta ocasión, de la goleta británica HMS Fairy Queen, es otro de esos controvertidos casos debidos a la disparidad de los relatos de ambos contendientes. Algo bastante habitual en la época, por otra parte.

Así que, como ya hemos hecho en otras ocasiones, vamos a dar primero la versión española y luego la británica.

Versión española

La HMS Fairy Queen era una goleta de la marina Real británica. Fue armada en Demerara (antigua región en la actual Guyana) el 15 de septiembre de 1781 por orden del comodoro Edward Thompson.

Tenía un tonelaje de 55 toneladas, seis cañones (Hepper le adjudica ocho) y una tripulación de 21 hombres, aunque el rol oficial subía a 30. Su comandante era el teniente Edward Crofton y el Master se llamaba John Casey.

Crofton había sido trasferido desde el bergantín HMS Drake para mandar la goleta y se dirigió al bloqueo de las costas de La Guaira.

Sin embargo, por aquella zona no obtuvieron demasiado botín y se dirigieron hacia el río Orinoco, donde navegando por sus aguas se encontró con cuatro lanchas españolas. Apenas habían pasado dos meses desde que la goleta había sido comisionada a las órdenes de Crofton.

Según el parte dado por el Intendente de Caracas, José de Gálvez, el motivo de despachar a estas embarcaciones fue que la HMS Fairy Queen estaba ocasionando un gran perjuicio al comercio de la provincia.

Las lanchas fueron armadas por la Compañía Guipuzcoana y otros comerciantes de la zona con la intención de apresar o echar a aquella molesta embarcación de guerra.

Las lanchas encontraron a la goleta británica y se fueron a por ella, tomándola al abordaje y rendirla tras matar a cuatro británicos, entre ellos al capitán de la misma:

Crofton se arrojó al agua por no rendirse al patrón de una de las lanchas, que era un pardo, famoso corsario.

Este punto es importante. No tanto el motivo racista, ya que «Pardo» era aquella persona descendiente de esclavos africanos, europeos e indígenas americanos, si no por el hecho de que el comandante británico prefirió arrojarse al agua que rendirse, algo bastante extraño. En la versión británica, que veremos a continuación, esto difiere sobremanera.

Así que murieron en la refriega cuatro británicos, más otros dos que lo hicieron posteriormente en prisión. Total: seis personas.

Versión británica

De nuevo tenemos la versión dada por David J. Hepper sobre este caso. Y la verdad es que pone los pelos de punta.

El 19 de noviembre de 1781, navegando la goleta HMS Fairy Queen por el río Orinoco, descubrieron cuatro buques. En un principio supusieron que eran buques holandeses, pero al ver el cambio de rumbo hacia ellos empezaron a sospechar que se trataba de embarcaciones enemigas.

Vista de popa del modelo de goleta inglesa de 1780
Goleta similar a la HMS Fairy Queen. Modelo de goleta inglesa mercante de 1780, similar a la de este artículo. National Maritime Museum, Greenwich, Londres.

A las ocho y media estaban a tiro de cañón y los británicos corroboraron que eran unas galeras (sic) corsarias españolas.

En todo el relato se habla de galeras en vez de lanchas.

La HMS Fairy Queen intentó escapar de ellos forzando de vela, pero el viento cayó y las lanchas se pusieron a su altura de nuevo. Además, había sólo dos brazas de fondo y no la goleta no tuvo más remedio que combatir.

Durante más de una hora tuvieron éxito en mantenerlos a raya, pero las defensas eran débiles y se estaban quedando sin pólvora.

Cuando acabaron rodeados, el teniente Crofton no tuvo más remedio que rendirse. Es entonces cuando empezó el verdadero horror (según ellos).

Tras el apresamiento los españoles se comportaron de una manera horrible, asesinando a sus prisioneros.

Cuando Crofton fue a presentar su espada en señal de rendición, una espada le cortó casi el brazo, para después herirlo gravemente en la cabeza. El pobre oficial se tambaleó hacia atrás, siendo apuñalado y empujado a una de las galeras. Como indigno final, su cuerpo fue despojado de la ropa y echado al agua.

Como vemos, es una versión completamente distinta a la aportada por los españoles.

También se dice que otros siete prisioneros fueron apuñalados hasta la muerte y otros siete fueron heridos. El artillero Thomas Watson, con su brazo casi cortado, tuvo tiempo de saltar por la borda, colgándose de un cabo con su único brazo útil hasta que se cansaron de asesinar.

En total, según estos cómputos, murieron ocho británicos por ajusticiamiento de los españoles. Aunque no se dice nada de si murió alguno más en el combate previo a su apresamiento.

Y aquí acaba la versión dada por los británicos, aunque he de decir que no hay ninguna referencia a fuente alguna. Se supone que es el relato de lo que pasó dado por alguno de los supervivientes, aunque no se dice nada de esto.

Como vemos, hay una disparidad evidente en varios puntos: el número de bajas mortales de los británicos y las circunstancias de la muerte de su comandante, extrañas en ambas versiones.

¿Era común ejecutar a prisioneros de guerra? En absoluto. Entre marinas de guerra era algo impensable, pero no era diferente entre aquellos que ejercían el corso.

De hecho, según la normativa española para ejercer el corso de las diferentes épocas, estaba gravemente penado maltratar a los prisioneros que se hicieran; no hablamos ya de matarlos que es obvio. Por lo que es muy raro que se ejecutaran a unos hombres a sangre fría; además, dejando a otros vivos como testigos.

Otro caso más que controvertido de difícil solución. Pero aquí están ambas versiones para que cada cual se haga una idea.

Por lo demás, de la goleta HMS Fairy Queen se ignora cuál fue su destino final en manos españolas.

Fuentes:

  • Presas de la Armada española (1779-1828). Rubén Vela Cuadros.
  • «British warship losses in the age of sail«, de David J. Hepper (Jean Boudriot Publications, 1994).

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